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La música y la tecnología

La música y la tecnología 

Por Oscar Jaramillo Zavaleta

 

Como profesional de TI y como amante de la música siempre he seguido el impacto de la tecnología en la creación de música, ritmos, mezclas y producciones.

 

Mi vida profesional siempre la he realizado en el ámbito de TI y en mis tiempos libres y aún hasta la fecha una de mis pasiones es la música.

 

En los años 80 comencé por casi por casualidad y por pasatiempo a involucrarme en el mundo de los equipos de audio, de las mezclas, los aparatos como mezcladoras, tornamesas, caseteras, ecualizadores y bocinas.

 

Desde esos años escuchaba sonidos que en su momento eran difíciles de crear con cualquier instrumento, productores y artistas como Kraftwerk, Giorgio Moroder, Patrick Cowley, entre otros utilizaban para crear esos sonidos sintetizadores, llamados así porque pueden imitar, o sintetizar una amplia variedad de sonidos, como el sonido de otro instrumento, una voz, o generar nuevos timbres, usualmente ejecutados a través de un teclado.

 

Se mezclaba de forma análoga, usando 2 o más tornamesas y una mezcladora, la cual te permite empalmar 2 o más ritmos y pasar de una canción a otra como si fuera una misma, en ese entonces era todo un arte porque te tenías que saber las canciones de memoria y en qué minuto es conveniente mezclar la otra canción para empatar los ritmos haciendo uso de tu oído y los audífonos. 

 

Con el paso de los años, este arte ha ido cambiando con el uso de computadores, equipo especializado como controladoras y software para hacer esta “magia”, aquí es donde la tecnología ha revolucionado este proceso.

 

Gracias a todos esos avances tecnológicos, han surgido nuevos géneros musicales, algunos de ellos basados únicamente en tecnología. La electrónica como género musical es un éxito que ha fascinado a millones de personas en todo el mundo y que se enfoca en la creación de sonidos y canciones que no serían posibles con los instrumentos tradicionales, sino que se les dan modificaciones artificiales y ha dado un gran protagonismo a los DJs, algunos son considerados grandes artistas.

 

Hace muchos años la única forma de escuchar música era verla en vivo, pero con la de la tecnología e invención de la grabación pasamos de escucharla en vivo a registrarla en vinilos, casetes, CD y ahora en formatos digitales como MP3, ACC, FLAC, WAV, entre muchos que existen.

 

Ahora, en cuestión de minutos seleccionamos la plataforma de nuestra conveniencia y a un solo clic encontramos la canción que queremos escuchar, esto es posible gracias a la combinación de la información y comunicación, el internet, la banda ancha, multimedia, celulares, plataformas de P2P como Napster y los formatos digitales. 

 

Cuando supe de Napster me pasaba horas buscando canciones e incrementando mi colección musical, recuerdo que era sencillo buscar las colecciones de otros usuarios y seleccionar las canciones para descargarlas. Al momento de su cierre muchos nos fuimos a otras plataformas como Ares, LimeWire o Kazaa, pero no era lo mismo, hacía falta esa pasión por solo compartir música sin tener el tema de comercializar todo. 

 

A inicios de los años 80 con la creación del Disco Compacto o CD pudimos gozar de la innovación del audio digital y de esta manera los artistas y las disqueras pudieron incrementar sus ganancias por las ventas en este formato, posteriormente a mediados y finales de la década de los 90 la tecnología y los equipos multimedia nos permitía copiar las canciones en este formato y reemplazar colecciones de formato de vinilo a discos compactos. Estas características nos indicaban que el adelanto tecnológico en este sector estaba empezando y que después de más de 100 años se estaban produciendo grandes avances. 

 

Yo digitalizaba mis vinilos con un equipo que se llamaba XXX que consistía en un pequeño equipo que se conectaba por el puerto USB a la computadora y del otro extremo a la salida del audio por cables RCA y un software que utilizaba en mi Mac.

 

Esta innovación fue uno de los grandes avances del siglo pasado porque desde ese momento los usuarios podían escuchar sus canciones desde los equipos de sonido y también desde su computadora a través de la tecnología CD-ROM incluidas en las computadoras que posteriormente tenían capacidad de grabar, creando conflictos entre la industria discográfica y las empresas fabricantes de computadoras.

 

Este modelo tradicional se vio amenazado con la llegada de los “quemadores”, que a finales de los años 90 permitía copiar los discos compactos con la misma calidad que los originales y a un costo mucho más bajo. En algunos lugares vendían equipos que se llamaban “robots de CD” hasta con 10 bahías que hacían las copias del original en un tiempo récord. Yo tenía uno solo de 2 bahías que compré en el centro de la Ciudad de México y utilizaba para hacer mis respaldos de los CD originales para escucharlos en el coche o en el trabajo.

 

Como sustitución del Walkman que utilizaba el formato de casete, nació el discman también de Sony, contribuyendo a las ventas y copias ilegales de los CD y el reemplazo de los casetes como el formato más comercializado en el mundo. 

 

Posteriormente en esta misma década la empresa Diamond Multimedia inventó un pequeño dispositivo llamado Rio PMP 300 que almacenaba música en formato MP3 y que permitía guardar 60 minutos de música en una tarjeta flash. Esta creación hizo evolucionar la industria discográfica pasando de escuchar un disco compacto a escuchar archivos no materiales, mismos que habían sido digitalizados.

 

En el 2001, Apple inventa su famoso iPod, el cual ya conocemos todo lo que revolucionó, creando una alianza entre el sector de la tecnología y de la industria discográfica ya que al mismo tiempo que se vendían canciones en este formato también se vendían equipos para su reproducción. Durante esta década, Apple lanzó varios modelos con mayor capacidad a precios muy competitivos, almacenando inicialmente 1,000 canciones y en el 2009 más de 40,000 canciones.

 

Tuve el primer iPod de color blanco monocromático que tenía de capacidad 40 GB, en ese entonces una verdadera sorpresa, tenía miles de canciones almacenadas. Después me regalaron un iPod Shuffle de 4 GB y posteriormente compré un iPod Classic de 7ª. generación color negro de 160 Gb, este último con la capacidad guardar la imagen del arte de las canciones y la letras. Aún conservo los 3.

 

En unos años la funcionalidad del iPod fue adicionada a equipos celulares, permitiendo introducir la música en los sistemas operativos de los móviles, pero la industria disquera sufrió por la forma ilegal de descargar desde internet este formato de reproducción digital y también por las copias entre personas a través de tarjetas flash y del Bluetooth de los equipos.

 

En el 2006 se desarrolló una nueva opción para la reproducción y comercialización musical con la creación de Deezer, plataforma francesa de streaming o música en la nube que permitía a los usuarios acceder a un catálogo de miles de canciones a través de celular o computadora con un plan gratuito que tiene publicidad o plan premium con una renta mensual. Aquí nace el concepto de suscripción.

 

Seguido de este servicio nacieron otros portales similares a Deezer, como fue el caso de Spotify, creado en Suecia y añadiendo otras funcionalidades como la creación de listas personalizadas que podías compartir en redes sociales, conocer tendencias musicales y las consultas de biografías de artistas y bandas.

 

Debido al desarrollo de las APPS o aplicaciones móviles, empresas como Deezer, Spotify, Apple Music, comenzaron a reproducir miles de canciones que gracias al ancho de banda en el servicio de telefonía celular los usuarios podían acceder pagando una suscripción.

 

Hoy en día, no sabemos que más sorpresas nos traerá la tecnología y su impacto en la música, en estos años hemos visto un gran avance en equipos, en modelos de negocio, en forma de hacer, mezclar y crear música, en la creación de software e incluso hemos visto desaparecer empresas y marcas. 

 

Después de casi 2 décadas, la música en formato vinilo regresa para los melómanos como yo, y la compra de material usado y nuevo crece nuevamente. No es lo mismo mezclar con vinilo que con la ayuda de un controlador o equipos digitales, la mezcla con vinilo sigue siendo fabulosa, distinguir en qué momento puedes hacer la transición, en qué momento debes “lanzar” la canción para que empate con la anterior es un arte, en el formato análogo no hay SYNC, no hay Loops, tampoco conteo de Beats, todo es tu oído y tu habilidad.

 

Para terminar, les digo, ningún formato digital es igual que sentir el vinilo en tus manos, el arte en las portadas, en los insertos y escucharlo en una buena tornamesa con un buen equipo, es una experiencia que no la cambio por nada.